La visita a la biblioteca me ha parecido muy interesante ya que, a pesar de saber lo laborioso que es el trabajo de un bibliotecario y constatado éste en la visita, he conocido el programa de catalogación, diferente al de las bibliotecas públicas, las nuevas técnicas de control antihurto, el novedoso sistema de búsqueda y todo el procedimiento que se lleva a cabo desde la recepción de un manual, revista u otro tipo de material hasta que está disponible para los usuarios.
En cuanto al control antihurto, estabamos acostumbrados a ver unas etiquetas adhesivas pegadas dentro de las pastas de los libros, pero ahora, como todo evoluciona, se están utilizando otras que bien pueden pasar desapercibidas como parte integrante del libro. Si este hecho lo comparamos con mi experiencia en la biblioteca en la que realizé las prácticas, diría que aquí, en la UPO, se extreman las precauciones ante estos hechos delictivos. En cambio, en esta biblioteca pública no existen sistemas antihurtos y algo que resulta curioso es que apenas falta fondos (audiovisual, libros, revistas...) ya que estuvimos realizando un inventario y pudimos comprobar que faltaban muy pocos fondos.
El software de catalogación se realiza a través del programa Millennium, programa creado por una empresa norteamericana, en el cual encontramos muchas prestaciones para el registro de los fondos.
Por último, lo que más me ha llamado la atención, son los nuevos instrumentos para encontrar libros, "pistolas" que leen códigos de barras sin necesidad de ir uno por uno, facilitando la búsqueda y con éstas, no hay que ir mirando manuales o estanterías para averiguar si están extraviados.